El mito del empresario víctima de la ineficiencia y corrupción estatal es uno de los relatos que mayor legitimidad tiene en distintas sectores de la sociedad argentina. A lo largo de nuestra historia se ha ido consolidando esa idea que muchos tomamos como natural.
Es imposible saber si esa narrativa tiene la misma pregnancia en la población de otros países del Occidente capitalista. Sin embargo, para el presidente Javier Milei eso es evidente. Al menos ello puede concluir cualquiera que haya visto o escuchado las afirmaciones del primer mandatario durante su discurso en la reunión anual del foro Foro de Davos, el cónclave donde líderes del mundo capitalista y de las grandes multinacionales intercambian sus impresiones.
En su arenga final al auditorio plagado de empresarios premium señaló: “ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son creadores del período de prosperidad más extraordinario que jamás hemos vivido”. El relato argentino narrado en el centro del mundo. Allí tenemos a los héroes, el componente esencial en cualquier mito. Veamos.
Como hemos analizado otras veces estamos hechos de historias, de relatos y narraciones que nos permiten sentir afectos, comprender, actuar, pensar. Para bien o para mal nada de lo que somos podría ser sin esos cuentos que nos atraviesan y que nos hacen.
Uno de los mitógrafos mundiales más respetados, el estadounidense Joseph Campbell, expresa en uno de sus libros más leídos que el hombre organiza su vida en torno “primeramente con lo mítico y solo de forma secundaria con lo económico, las aspiraciones y las leyes“1.
Las narraciones políticas que nos hacen ser lo que somos tienen un conjunto de reglas, una forma que asumen independientemente del contexto en el que aparecen.
Esas narraciones sin importar su posición ideológica o las intenciones de quién o quiénes las dicen siempre distinguen entre los poderosos y los rebeldes, entre amigos y enemigos, entre insurgentes y defensores del statu quo2. Denuncian una situación actual que perjudica al pueblo. Exhortan a la lucha y rebelión contra esa situación. Y prometen la redención del pueblo. Quien encarna todas esas acciones es el héroe: siempre es quien defiende al pueblo de aquellos que lo atacan. Esa es su función.
Esos cuatro componentes iteran en cualquier narración política conocida3. Los mitos son relatos, narraciones que señalan algo. “Los mitos, por así decirlo, son sueños públicos; los sueños son mitos privados“4. Los mitos establecen un conjunto de reglas, una forma digamos canónica que trasciende las coyunturas más allá del contenido, las intenciones y los actores que estén implicados. Como el resto de las narraciones posibilitan construir afectos. Y que así carguemos de afecto a determinados objetos o ideas.
Incluso para muchos resulta imposible separar la actividad política de los sentimientos. Nos persuadimos de las cosas más que convencernos. En las decisiones políticas intervienen definitivamente los afectos y las historias que los narran5.
“Los mitos, por así decirlo, son sueños públicos; los sueños son mitos privados”
JOseph Cambpell
“No se dejen amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del Estado. No se entreguen a una casta política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder y mantener sus privilegios“, pidió Milei en Davos. La denuncia de una situación actual y la identificación de un enemigo. Otro componente del mito del empresario héroe.
“Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general“. Confiere legitimidad a la moral de una minoría empresaria frente a la mayoría del pueblo empobrecido a causa del “colectivismo”. Más precisiones en torno al enemigo.
“No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia“. La lucha y la rebelión contra lo que oprime al “pueblo”. Pueblo y empresarios en ese relato son equivalentes. Otro de los componentes mitológicos de nuestro análisis.
En la narrativa que presentó Milei en Davos la redención del “pueblo” sojuzgado consiste en el enriquecimiento de los empresarios, en la no intervención del Estado en el vínculo entre los individuos para que la libertad se exprese y enriquezca al conjunto de la sociedad. Se trata de un discurso que entierra “cualquier decisión solidaria y pública”. El Estado queda al “servicio de la competencia humana”, analiza una de las mentes más audaces y metódicas que trabajan en torno a la comunicación gubernamental en Argentina y América latina, Mario Riorda.
La narrativa mítica más cercana en la que anida parte del relato del presidente Milei es la que articuló Cambiemos en 2015, con los empresarios que se volcaban a la política para ayudar desinteresadamente a cambiar el país.
Sin embargo, podemos ir hacia atrás más de cien años por parafrasear al presidente. La pérdida de libertad y la corrupción de los funcionarios públicos6 fueron algunos de los argumentos legitimadores en los que se basaba la narrativa de los Golpes de Estado ocurridos entre 1930 y 1976 en Argentina. También los encontramos con otras formas en Alfonsín, Menem y De la Rúa.
Cualquier analista que mira hoy a la Argentina y que también examina su pasado de modo exhaustivo puede concluir fácilmente que la corrupción es uno de sus principales problemas. Sin ir más lejos, ha sido uno de los pocos temas que ha monopolizado las últimas cuatro campañas presidenciales.
Los mitos nos tienen atrapados; aunque también nos hacen argentinos.
También es cierto que la narración política en Argentina consiste principalmente en la denuncia de un enemigo al que se acusa de corrupción y por extensión de todos los males que asedian al pueblo; aunque principalmente de los económicos. No se trata de cualquier denuncia, tiene que ser una que cualquiera entienda y que llegue a las tripas.
No se denuncia a cualquiera. Se denuncia a un enemigo al que se acusa de corrupción. Se convoca a la lucha y a la rebelión a todos los que la narración comprende como dañados por el corrupto. Eso conforma un nosotros contra un ellos.
La redención del pueblo en esa narración mainstream es la promesa de persecución, cárcel y un proceso judicial como ofrenda al pueblo. En el mito del héroe empresario contra el Estado y la casta la redención es reducir al mínimo el Estado y combatir a la casta política empobrecedora.
La narración del presidente en Davos nos alerta que los sueños privados siempre están vinculados con los sueños públicos, las narraciones míticas. Esas afecciones son las que nos tienen atrapados; aunque también las que nos hacen argentinos.
- Campbell, Joseph. (2022). Los Mitos. Su impacto en el mundo actual. Buenos Aires: Kairos. pág. 39. ↩︎
- Scavino, Dardo. (2012). Rebeldes y confabulados: narraciones de la política argentina. Buenos Aires: Eterna Cadencia. pág. 25. ↩︎
- Laclau, Ernesto. (2014). Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica. pág. 92-94. ↩︎
- Campbell, Joseph. (2022). Los Mitos. Su impacto en el mundo actual. Buenos Aires: Kairos. pág. 28. ↩︎
- Mouffe, Chantall. (2023). El poder de los afectos en la política. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI Editores. pag. 52-54. ↩︎
- Giordano, Verónica. (2003). Qué va cha ché. Corrupción y Poder Político en Argentina 1890 cien años después. Buenos Aires: publicación electrónica, ISBN 987-43-5738-X. Obtenido de http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal ↩︎